Las enfermedades gastrointestinales aumentan en esta temporada por cambios en la alimentación, reuniones familiares y, en muchos lugares, variaciones de temperatura que afectan defensas y hábitos de higiene. En niños y adolescentes, los cuadros más frecuentes son gastroenteritis (diarrea y vómito), infecciones por virus y bacterias, y deshidratación secundaria.
¿Por qué se presentan más en esta época?
Durante las fiestas suele haber más consumo de comidas grasosas, irritantes, postres y bebidas azucaradas, lo que irrita el sistema digestivo y favorece indigestiones. Además, los alimentos pueden permanecer más tiempo a temperatura ambiente en reuniones, aumentando el riesgo de contaminación por microorganismos. Cuando se combinan mala higiene de manos, agua no segura o alimentos mal refrigerados, aparecen infecciones intestinales que causan diarrea, dolor abdominal, náusea y vómito.

Señales de alarma en niños y adolescentes
Aunque muchos cuadros son leves, en pediatría la complicación más importante es la deshidratación. Debe ponerse especial atención si el niño presenta: boca y labios muy secos, llanto sin lágrimas, hundimiento de ojos, menos orina de lo habitual, somnolencia o irritabilidad intensa, fiebre alta o sangre en las evacuaciones. Estos signos requieren valoración médica inmediata para evitar complicaciones más graves.
Cómo prevenir enfermedades gastrointestinales en esta temporada
- Lava manos de niños y adultos con agua y jabón antes de comer y después de ir al baño.
- Cuida la cadena de frío: mantén refrigerados lácteos, carnes, postres y sobras; evita que permanezcan horas sobre la mesa.
- Prefiere agua simple y evita bebidas azucaradas o muy frías en exceso, que irritan el estómago.
- Evita que los niños “piquen” dulces y botanas todo el día; organiza horarios de comida.
- No ofrezcas alimentos crudos de riesgo (huevo crudo, carnes poco cocidas, mariscos dudosos) a niños.

Beneficios de cuidarse… y riesgos de no hacerlo
Cuando la familia cuida la higiene y la alimentación en temporada festiva, se reducen significativamente los episodios de diarrea y vómito, los niños se mantienen activos, pueden disfrutar de vacaciones y se evitan visitas a urgencias y hospitalizaciones. En cambio, si se normalizan los “empachos”, el consumo excesivo de comida chatarra y se descuida la higiene, aumentan los cuadros gastrointestinales, el riesgo de deshidratación y se interrumpen las actividades escolares y familiares.
Ante cualquier cuadro de diarrea o vómito, lo más importante en casa es ofrecer líquidos adecuados (vida suero oral) en tomas pequeñas y frecuentes, evitar automedicar antibióticos o “detenedores” de diarrea, y consultar al pediatra para una valoración segura según la edad y el estado de tu hijo.
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