¿Por qué llevar a tu hijo recién nacido al pediatra?

diciembre 22, 2015

Autor: Alfonso Zamora

El otro día fui invitado a una comida, me encontraba entre varias personas que no conocía, ni me conocían, en su mayoría gente entre 28-40 años. De pronto, en una de las pláticas, escuche que hablaban sobre el pediatra. Aproveché que no sabían mi profesión para poder chismear. Un padre comentaba que con el primer hijo, todo es prevención, se le colocan las vacunas con el pediatra, se le lleva a todas sus revisiones, todo esto era debido a que eran padres primerizos; pero que ya con el segundo hijo esto no era necesario, podías llevar a tu hijo a vacunar al IMSS o al centro de salud, y que no valía la pena estar pagando una consulta, para que solamente lo pesen y lo midan.

 

Pensé que por parte tenía razón en creer eso, si únicamente percibía que el pediatra pesa, mide y checa los latidos del corazón de su hijo. No es cosa del otro mundo. Así que decidí escribir este pequeño artículo para explicar lo que los pediatras valoramos mientras exploramos a los niños:

 

Comenzamos de cabeza a pies: en el cráneo se valoran las fontanelas (mejor conocidas como las molleras). Lo importante de éstas es valorar que tan grandes o pequeñas se encuentran: en el primer caso, se puede asociar a hidrocefalia secundaria, malformaciones cerebrales o infecciones congénitas, o bien, a enfermedades como el hipotiroidismo congénito; por otra parte, si la fontanela se encuentra muy pequeña, puede relacionarse con craneosinostosis, una enfermedad hereditaria en la cual las fontanales se cierran antes de tiempo, lo cual impide que el cerebro crezca adecuadamente.

 

La implantación de las orejas es importante, cuando están por debajo de la altura de la ceja se puede asociar con distintos síndromes genéticos o cromosomopatías; por otra parte, en algunas ocasiones se observan unos pequeños colgajos de piel llamados apéndices preauriculares los cuales, aunque son benignos, nos obligan a descartar problemas renales y cardiacos. Con un aparato llamado oftalmoscopio se valora el fondo de ojo, esta maniobra rápida y sencilla nos ayuda a descartar un mortal tipo de cáncer llamado retinoblastoma.

 

La nariz se tapa para poder valorar que las coanas se encuentren permeables, de lo contrario los niños con atresia de coanas, van a tener problemas de oxigenación mientras comen, ya que no pueden respirar.

 

En la boca se valora la lengua, cómo se encuentra el frenillo, si la lengua tiene un tamaño normal o está más grande (macroglosia). El paladar se revisa para descartar que se encuentre hendido, el cuello debe ser cilíndrico sin masas. Valoramos los reflejos primarios como el de Moro, el cual nos ayuda también a descartar fractura de clavículas.

 

Se valoran los ruidos cardiacos para descartar la presencia de algún soplo, así también se escuchan la entrada y salida de aire para descartar patologías como neumonía. El abdomen del recién nacido debe ser blando, sin ningún tipo de tumoración. En algunas infecciones congénitas como el sindrome de TORCH, el hígado y el bazo se encuentran inflamados y esto se detecta con la palpación de los órganos.

 

El ombligo de los recién nacidos en los primeros diez días de vida se encuentra aún con el cordón umbilical: este debe estar limpio y oler bien, de lo contrario puede ser el inicio de una infección llamada onfalitis, que puede ser muy seria.

 

En cuanto a los genitales de los niños, debemos valorar el prepucio, el cual en algunas ocasiones se encuentra muy cerrado e impide que el niño orine adecuadamente, a esta patología la llamamos fimosis, y en algunas ocasiones requiere de circuncisión. La bolsa del escroto en muchas ocasiones tiene líquido, esto es llamado hidrocele, la mayoría de las veces ese líquido se reabsorbe y no deja ninguna secuela, sin embargo, si es muy grande, puede estar acompañado de una hernia inguinal, la cual puede requerir cirugía. Los testículos deben estar descendidos, en caso contrario el paciente se debe vigilar, ya que de persistir así puede producir esterilidad.

 

En el caso de las niñas, los labios mayores deben cubrir a los menores, en la región perianal debemos descartar la presencia de fístulas, las cuales pueden estar ocultas y uno de los datos es que en la orina se encuentran heces fecales.

 

Es muy importante que se valoren adecuadamente las caderas, debemos ver que los pliegues de los muslos se encuentren alineados, así como que las rodillas estén a la misma altura al doblar las dos piernas: con una maniobra especial se valora la palpación de un chasquido en la cadera, la cual nos podría indicar que está luxada.

 

Aunque parezca obvio debemos contar los dedos de pies y manos, la espalda se debe valorar de forma completa. En ocasiones se puede encontrar un mechón de pelos en la parte inferior, la cual puede hablarnos de problemas en la formación de la columna vertebral (espina bífida oculta).

 

Como pueden leer, la consulta de el pediatra no es simplemente pesar, medir y poner el estetoscopio, es una valoración sistemática y estandarizada en búsqueda de las enfermedades y problemas más comunes, los cuales al ser diagnosticados de forma oportuna nos ayudan a evitar varias complicaciones.