De acuerdo con un estudio de la American Academy of Pediatrics llamado ‘El poder del juego: su función pediátrica para mejorar el desarrollo de los niños pequeños‘, explica que jugar puede mejorar las capacidades de los niños para planificar, organizar, llevarse bien con los demás y regular sus emociones. Además, ayuda a desarrollar factores como el lenguaje, las destrezas matemáticas y sociales.
Para estimular mejor su aprendizaje es preferible utilizar los instintos naturales del niño y no solo por factores externos como las calificaciones. Lo mejor es que los padres utilicen el juego como método para alcanzar los hitos de salud y del desarrollo de los niños desde el momento de su nacimiento.
Por ejemplo, del nacimiento a los seis meses se pueden realizar actividades como mostrar al bebé objetos interesantes, como un juguetes de colores brillantes, recordando que se debe permitir llevarse cosas seguras a la boca para explorarlas y experimentar nuevas texturas.
En la cuestión del lenguaje, lo mejor es mantener una conversación usando los sonidos del bebé como indicador no solo gorjeos o balbuceos. El aprendizaje en esta etapa puede comenzar con la primera sonrisa del bebé, respondiendo con una sonrisa igual ya es una forma de jugar al enseñarle una habilidad socioemocional fundamental.
– De 7 a 12 meses
Aquí lo mejor es contar con un lugar seguro para que el bebé pueda gatear y explorar, así como usar un espejo para que aprenda sus distintas expresiones. Además, puede aprender acciones de causa-efecto, como por ejemplo el que soltar un juguete hará que caiga al suelo, por lo que puede colocar varios juguetes a su alcance para que pueda tomarlos y jugar.
– De 1 a 3 años
Puedes ofrecer bloques de construcción al niño u objetos como envases vacíos, cucharas de madera y rompecabezas, elementos que fomenten su creatividad. De igual forma, debe dar oportunidad a que juegue con otros niños de su edad, aunque supervisando sus actividades. En caso de llevarlo a una guardería, busque que ofrezcan tiempo de juego no estructurado en donde puedan tomar la iniciativa y seguir su propia curiosidad.
– De 4 a 6 años
De oportunidades para que cante y baile, además estimule su memoria al contarle historias para preguntarles qué es lo que recuerda. También, dé tiempo y espacio para representar escenas imaginarias, roles y actividades; puede alentarlo a que pruebe una variedad de movimientos en un lugar seguro, como por ejemplo el saltar, columpiarse, trepar y hacer volteretas.