Cuando hablamos de infecciones en los niños, solemos pensar en fiebre, tos o malestar general. Pero hay infecciones más silenciosas que pueden pasar desapercibidas si no estamos atentos. Una de ellas es la linfangitis.
¿Qué es la linfangitis?
La linfangitis es una infección de los vasos linfáticos, los cuales forman parte del sistema inmune y ayudan a transportar células de defensa por todo el cuerpo. Esta infección suele aparecer como una línea rojiza que se extiende desde una lesión (como un piquete, cortadura o rasguño).
Aunque puede parecer algo sencillo, si no se trata a tiempo puede avanzar rápidamente y convertirse en una infección más grave, como una celulitis profunda o incluso una sepsis.
¿Cómo se ve?
- Enrojecimiento en la piel, con forma de línea recta que va creciendo.
- La piel puede estar ligeramente caliente o sensible, aunque no siempre duele.
- A veces hay un punto de origen claro (como un piquete o herida), pero no siempre.
- Puede haber fiebre o malestar general, aunque no es necesario para sospecharla.
Caso clínico real
Recientemente atendimos a un pequeño que llegó con una línea rojiza en el antebrazo. No tenía fiebre, ni dolor intenso. Pero al explorarlo y ver el patrón de la lesión, diagnosticamos linfangitis y comenzamos tratamiento antibiótico.
Gracias a la detección oportuna, en pocos días la infección cedió por completo. Aquí puedes ver la evolución clínica:
- Día 1 – Inicio: enrojecimiento con línea ascendente
- Día 3 – Evolución: disminución de enrojecimiento y propagación detenida
- Día 7 – Remisión: piel normal, sin rastro de infección
¿Cómo se trata?
El tratamiento suele incluir:
- Antibiótico por vía oral, como amoxicilina con ácido clavulánico.
- Antiinflamatorios si hay dolor.
- Vigilancia médica estrecha, especialmente en niños pequeños.
- En casos más graves puede requerirse antibiótico intravenoso o incluso hospitalización, pero eso es poco frecuente si se atiende a tiempo.
¿Qué deben saber los papás?
No todos los piquetes o lesiones generan linfangitis, pero si notas una línea roja que se extiende, acude al médico de inmediato.
No es recomendable aplicar remedios caseros sin una valoración profesional.
Siempre es mejor revisar “de más” que llegar tarde a una infección que avanza.
Conclusión
La linfangitis es un claro ejemplo de que estar atentos a los detalles en la piel de nuestros hijos puede marcar la diferencia. Una visita a tiempo al pediatra puede evitar complicaciones importantes.
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